“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”
(1 Corintios 13.4–8).
(1 Corintios 13.4–8).
El Matrimonio es la unión creada por Dios y también es la hermosa representación del amor de Cristo y su Iglesia.
El Matrimonio al ser obra de Dios resulta constantemente atacado por el mundo, criticado y desvalorado. Al grado de que muchas veces las personas consideran mejor la unión libre, los noviazgos de varios años, los divorcios, separaciones, entre otros asuntos, que sólo dañan y destruyen el Matrimonio.
Dios nos habla claramente a través de su palabra, la Biblia, que él creó al Matrimonio.
Y dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya mas dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.
Algo que está pasando desde el principio en los Matrimonios, es que son fuertemente atacados.
Por ejemplo se observa cómo se critica individualmente a los miembros de un matrimonio, por "estar ya ligado a alguien", otras veces, dentro del matrimonio, los hijos e hijas son el tema principal, distrayendo así la atención mutua entre los cónyuges; en otras ocasiones la presión por los compromisos de casa, pagos, renta, etc. se vuelven más importantes que la pareja; también los asuntos laborales o académicos llegan a entretener a los cónyuges, que ya no se esfuerzan en el cuidado y atención de su pareja; estos son sólo algunos ejemplos de la forma en que los matrimonios son atacados.
Por ejemplo se observa cómo se critica individualmente a los miembros de un matrimonio, por "estar ya ligado a alguien", otras veces, dentro del matrimonio, los hijos e hijas son el tema principal, distrayendo así la atención mutua entre los cónyuges; en otras ocasiones la presión por los compromisos de casa, pagos, renta, etc. se vuelven más importantes que la pareja; también los asuntos laborales o académicos llegan a entretener a los cónyuges, que ya no se esfuerzan en el cuidado y atención de su pareja; estos son sólo algunos ejemplos de la forma en que los matrimonios son atacados.
El problema radica en que a otros asuntos se les da la importancia y prioridad, más que al matrimonio. Si bien muchas de las veces todo lo externo que se hace, es con el fin de tener un bienestar personal y por ende, familiar, eso no excluye el hecho de que también se debe tener un tiempo especial, único y exclusivo dedicado al cónyuge.
A hombres y mujeres se nos manda cuidar de nuestro esposo o esposa, todos los días de nuestras vidas.
Aquí dos versículos que especifican claramente este asunto:
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
(Efesios 5.28).
Ella le trae bien y no mal todos los días de su vida.
(Proverbios 31:12)
Es decir que diariamente el hombre debe procurar a su mujer, atenderla, ver por que se sienta y esté bien, porque ella es como su cuerpo, al cual el hombre cuida diariamente, los sustenta, lo alimenta, lo trata bien. Así el hombre debe hacer con su esposa. Que ella se sienta amada por él y reciba de su esposo solamente bien. Porque el hombre cuando siente dolor en su cuerpo, lo atiende, le hace descansar, etc. con el fin de que su cuerpo se rehabilite; de esa misma manera debe proceder con su esposa, cuidarla, protegerla y amarla todos los días.
A la mujer se le dice lo mismo, pero en otras palabras: "Le da ella bien todos los días de su vida", es decir que diariamente la mujer debe atender y cuidar de su esposo, darle bien, que él se sienta valorado y complacido con ella. Ella debe entregarle lo mejor a su esposo.
La mujer debe cuidar que su esposo reciba todos los días bien, de parte de ella. Que él se sienta confiado y satisfecho por tenerla a su lado.
La mujer debe cuidar que su esposo reciba todos los días bien, de parte de ella. Que él se sienta confiado y satisfecho por tenerla a su lado.
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