Comunmente a las personas nos gusta y tenemos la oportunidad de desarrollar más de un quehacer.
Pero de nada sirve hacer diferentes tareas, si se realizan para beneficio y placer personal.
Lo que Dios nos pide es que le sirvamos a Él:
23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia; porque a Cristo el Señor servís.
(Colosenses 3:23-24)
No buscando nuestro propio beneficio sino el de los demás, como está escrito:
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
(1 Corintios 10:24)
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Y desde luego que se pueden hacer diversas actividades. Como ejemplo tenemos a la mujer virtuosa, descrita en el libro de proverbios capítulo 31, a partir del versículo 10, la cual se ocupa en varias tareas; pero aquí lo importante no está en qué tantas tareas se hagan, sino en que todo lo que se haga, sea para la gloria de Dios. No para nosotros, no buscando reconocimiento, dinero, prestigio o cosa semejante; sino para honrar a Dios al servir al prójimo con nuestro trabajo.