El asunto de que la esposa salga a trabajar fuera de su hogar es muy cuestionado.
La sociedad actual otorga reconocimiento a la mujer casada que sale a trabajar fuera de su casa, con el propósito de realizarse y buscar su desarrollo personal como profesionista o emprendedora.
Se ha hecho creer a la mujer, de forma equivocada, que el tener hijos representa un obstáculo para su crecimiento personal, lo que en muchas ocasiones lleva a que las madres dejen a sus hijos al cuidado y cargo de otras personas.
También se le dice a la mujer que debe trabajar y así ganar su propio dinero, pues de otra manera es una mantenida y dependiente de su marido.
Aquí lo importante es entender lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto.
En la Biblia no encontramos prohibición a que la mujer salga a trabajar fuera de su hogar; sin embargo podemos entender a través de las Escrituras que sí toma en cuenta dicho asunto.
En primer término es necesario entender cual es la prioridad que Dios ha puesto a la esposa en el matrimonio.
Proverbios 14:1
La mujer sabia edifica su casa, mas la necia con sus manos la derriba.
Una mujer sabia es la que teme y obedece a Dios y como tal deja que su vida sea guiada por él, lo cual es la mejor decisión que puede tomar.
Su principal interés es agradar a Dios, por sobre todas las cosas.
En este versículo bíblico se observa que Dios ha puesto a la mujer casada la prioridad de edificar su hogar, su casa, su familia y todo lo que eso conlleva.
Para saber si debe hacer algo o no, si debe salir a trabajar fuera o no, tendrá que evaluarlo en torno a su prioridad, que es el cuidado y atención de su casa.
Si el trabajar fuera no le impide, ni le obstaculiza la edificación de su casa, ella podrá hacer alguna labor fuera de su hogar, como es alguna obra en el ministerio, una actividad comercial, una labor social, etc.
La esposa que no tiene hijos o que sus hijos ya son mayores, podrá disponer de un poco de tiempo libre y, en acuerdo con su esposo, ella podrá hacer alguna actividad fuera de casa; siempre y cuando no dañe la relación con su pareja y no descuide su hogar (comida, limpieza, armonía, comodidad, etc.). Aquí lo más conveniente es que su ausencia del hogar, sea por poco tiempo, pues de otro modo sólo terminará estresándose y llevando cargas innecesarias, porque no es prioridad de la mujer: trabajar para obtener ingresos económicos y así proveer de sustento a su familia -¡No!- esa responsabilidad es dada al hombre.
Cualquier trabajo fuera de casa ha de hacerlo, no por la necesidad de obtener dinero o reconocimiento, sino con la finalidad de agradar y servir a Dios. Lo demás viene por añadidura.
Pero si la esposa es también mamá de hijos pequeños, tiene la responsabilidad de estar con ellos a tiempo completo, lo cual no le permitirá ocuparse de algún trabajo fuera del hogar.
En Isaías 49:15, nos dice:
¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, Sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré.
La mujer que teme y obedece a Dios cuidará de sus hijos aún desde antes de nacer. Ella no dispondrá de tiempo para salir a trabajar fuera de su casa; porque su trabajo está en su casa: cuidar de su bebé.
Porque la responsabilidad de proteger y criar un hijo va mucho más allá de los cuidados de salud.
Implica instruir al hijo en el camino hacia Dios.
Las prioridades de una mujer casada, que pretende agradar y servir a Dios son:
ser esposa, madre y ama de casa.
En resumen, Dios no prohíbe que la mujer casada trabaje fuera de casa, pero sí es muy claro al decir que la prioridad de la esposa debe ser el cuidado de su casa, lo cual no podrá hacerlo bien, si tiene que estar saliendo de ella constantemente.
Por ello no conviene a la mujer casada trabajar fuera de su hogar. Lo más conveniente sería,
si cuenta con tiempo libre, que se dedique a una labor desde su vivienda.
Como podría ser: atender un negocio desde su casa, elaborar artículos manuales que pueda vender, impartir asesorías o pláticas desde su casa, vender alimentos preparados, etc. porque este tipo de actividad no le requerirá mucho tiempo y, al no apartarse de su hogar, no tendrá el problema de descuidarlo.
Una esposa debe tener en claro y presente lo siguiente:
Por sobre todas las cosas, debe temer y obedecer a Dios.
Al temer y obedecer, va a proceder de acuerdo a los mandatos de Dios, en este caso, lo que establece para la esposa.
Como esposa, una mujer está sujeta a su marido y debe ser su ayuda idónea.
Además, la esposa tiene el mandato de edificar su casa.
Es decir que cualquier actividad que haga, la hará con el fin de ayudar a su esposo y edificar su casa
Para finalizar; el ejemplo más claro en torno a las actividades que la esposa puede hacer, lo encontramo en Provervios capítulo 31.
A partir del versículo 10, se nos da una descripción de la mujer virtuosa: la que teme a Dios.
10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
11 El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
12 Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
14 Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
16 Considera la heredad, y la compra,
Y planta viña del fruto de sus manos.
17 Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
18 Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
20 Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
21 No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
23 Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
25 Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
26 Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
27 Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
29 Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
31 Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.
Una mujer temorosa de Dios, hará que todo su trabajo sea para dar gloria a Dios, para honrarle y hallar gracia delante de Él.
Tiene como propósito obedecer a Dios en todo momento.